by Vicente Feliciano Presidente Advantage Business Consulting
Por El Nuevo Día
Cuando observamos el espectáculo del cierre del gobierno federal, obtenemos un marco de referencia para evaluar la política en Puerto Rico, y la política de la isla sale adelante. En términos económicos, los efectos a nivel de la economía de los Estados Unidos son marginales. En el caso de Puerto Rico es más complicado el análisis.
Para los empleados federales, el cierre ha sido una larga vacación con paga. El gobierno federal les va a pagar por todo el tiempo en que no estuvieron trabajando como resultado del cierre. Hay temas de flujo de caja, tardaron en recibir sus salarios con las complicaciones que esto implica, pero no sufrieron pérdida de ingreso.
Las empresas contratistas del gobierno federal y las empresas que les venden a empleados del gobierno federal tuvieron un impacto negativo. Así pues, una empresa privada con un contrato con el gobierno federal para ofrecer seguridad y mantenimiento a un edificio no estuvo operando normalmente y sus empleados sufrieron pérdida de ingresos. El restaurante que está frente al edificio del gobierno federal sufrió reducción de ventas mientras que la cafetería dentro del edificio federal estuvo cerrada.
Los empresarios que requerían permisos y trámites del gobierno federal sufrieron pérdidas que nadie va a compensar. Así pues, si una compañía está esperando por un permiso del Departamento de Agricultura o del Departamento de Vivienda para comenzar operaciones, estuvo un mes pagando alquiler e intereses sin poder arrancar.
Las pérdidas descritas anteriormente son reales y pueden ser significativas para los individuos y las compañías afectadas. Sin embargo, en el marco amplio de la economía, son pérdidas relativamente pequeñas. Lo que hace el caso de la economía de Puerto Rico diferente a la de los Estados Unidos son los esfuerzos de reconstrucción post huracán María.
El primero es un tema de tiempo. Algunos trámites y proyectos no se movieron durante 35 días. La economía de Puerto Rico da señales de debilitamiento desde septiembre de 2018, según se van agotando los fondos de emergencia post María y van culminando las primeras obras de construcción. Los fondos de emergencia incluyen las moratorias en los préstamos y los rembolsos a patronos que pagaron nómina a pesar de estar cerrados a consecuencia del huracán. Las obras de construcción van desde remoción de escombros y otros trabajos de emergencia financiados por FEMA hasta arreglos financiados, tanto por reclamaciones a seguros, como por ahorros y préstamos.
Los proyectos de reconstrucción permanente federal, tanto de FEMA como de CDBG-DR, iban a dar un respiro a la economía de Puerto Rico mientras se llevan a cabo reformas estructurales como la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica. El cierre federal garantiza que el primer trimestre de 2019 será un período de contracción en la economía de la isla comparado con el último trimestre de 2018.
La preocupación mayor tiene que ver con la certeza de que estos fondos federales van a llegar. Hay unas fechas límites para concluir los procesos de aprobación de proyectos y asignación de fondos, particularmente los de FEMA. El calendario estaba apretado antes del cierre federal. Ahora es peor.
En circunstancias normales, Puerto Rico obtendría una extensión de estas fechas límites, particularmente a la luz del cierre federal. Sin embargo, el residente de la Casa Blanca no representa circunstancias normales. La expectativa sigue siendo de extensiones y de que el cierre federal no nos impacte. Por otro lado, existe el riesgo de que haya un impacto significativo.
“Para los empleados federales, el cierre ha sido una larga vacación con paga. El gobierno les va a pagar por todo el tiempo en que no estuvieron trabajando como resultado del cierre”.